Conozca el perfil de las personas cuidadoras
Con la puesta en marcha del Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, el rol de las personas cuidadoras alcanzó mayor protagonismo al hacer visible los rostros que entregan apoyo físico, emocional y social a quienes padecen dependencia moderada o severa, sean personas mayores o con discapacidad.
Este sistema constituye el cuarto pilar de la Red de Protección Social del Estado y está a cargo del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, organismo que articula todo un plan de ayudas tanto desde el ámbito público como privado.
En la región, hay 4.455 personas cuidadores acreditadas en el Registro Social de Hogares hasta marzo, de un potencial estimado de 25 mil. Esta labor es efectuada en un 88% por mujeres que no reciben remuneración, cuyo rango principal de edad es entre los 40 y 59 años, lo que representa el 44% del total.
Las anteriores cifras demuestran la escasa participación de los varones en este ámbito, indicador que prácticamente se repite a nivel nacional. En este último ítem, la participación de las mujeres baja en dos puntos llegando a 86% y sube a 14% en los varones.
Otro dato interesante: de la totalidad de cuidadoras y cuidadores, el 98% está localizado en zonas urbanas de la región, a diferencia de lo que sucede en otras partes con cifras más altas en el área rural, con un promedio nacional de 14%.
Es importante mencionar que muchas mujeres trabajan y además cumplen la labor de cuidadoras, sin tener descanso ni días feriados, siendo el desgaste físico, mental y emocional los principales problemas que afectan a estas personas. A todo ello se suma la falta de tiempo.
TESTIMONIO
La presidenta de la Agrupación Hadas Cuidadoras de Antofagasta, Annita Rementería, reconoce que el tema de ser cuidadora requiere de un “permanente estado de alerta”, porque aquí no hay descansos y el agotamiento causa efectos importantes en el tiempo.
Y lo sabe de sobra. Cuidó por años a sus dos hijos adoptados, uno de los cuales falleció durante la pandemia. Ahora, Sebastián es su principal preocupación y se transformó en su acompañante a todos lados, pese a su autismo.
La dirigenta manifestó que lo más complejo es “lograr un bienestar propio, ya que uno se da por entero por la persona que cuida. Uno va quedando invisibilizado, no puede compartir en sociedad. La opción de ser cuidador tiene un antes y después, pero cuando se hace cargo de una persona dependiente, a uno le cambia la vida completamente. A ello se suma la precarización económica”.
AUTOCUIDADO
Otro caso es el de Rita Bracho, periodista venezolana residente en la capital regional, quien dedica el 100% de su tiempo al cuidado de su hijo de 18 años que sufre del Síndrome de Criduchat, que lo hace absolutamente dependiente durante las 24 horas del día.
“Lo más difícil de ser cuidadora es tener tiempo para hacer vida social, por bienestar propio, he aprendido a soltar un poco mi rol de ser sola la que cuida de mi hijo con discapacidad. Tengo que dar tiempo a mi otro hijo, pareja y también cuidarme, porque ahora entiendo que para cuidar a alguien, primero tenemos que cuidarnos nosotros mismos. Por eso trato de hacer autocuidado”, explicó.
En este contexto, el seremi de Desarrollo Social y Familia, Mauricio Zamorano, describió que ser cuidador o cuidadora constituye “un acto de amor”, ya que la persona posterga muchas veces sus propias necesidades, metas o aspiraciones personales en favor de quienes más lo necesitan.
“Lo hacen de manera generosa y desinteresada, lo que es muy valioso, pero debemos avanzar, de manera que los cuidados no sólo sean al interior de las familias, sino que con una responsabilidad comunitaria, social y del Estado”, expresó.
DEPENDIENTES
Respecto a las personas que requieren cuidados, los varones agrupan un 56%, mientras que las mujeres llegan a un 44% en la región. El mayor tramo de dependencia está entre los 0 y 17 años, con un 46%, cifra significativamente más alta que el 31% en este segmento etario a nivel nacional.
El segundo segmento está ubicado entre los 18 y 39 años, con un 16%, igualando con el de 60 a 79 años, que presenta una paulatina alza conforme aumenta la esperanza de vida entre los chilenos y chilenas.
Por tal razón, las autoridades llaman a las personas cuidadores a acreditar tal condición, para obtener atención preferencial en organismo públicos y privados, además de contar ahora con importantes descuentos en varias empresas a nivel regional y nacional, como es el caso de farmacias y centros médicos.